
Por eso, en esas situaciones, cuando la seguridad de un punto de acceso Wi-Fi público no está clara, es mejor utilizar el acceso a través de la red de telefonía móvil 3G, sobre todo si tienes contratada una tarifa plana de datos. De todos modos, si no te queda más remedio que usar una conexión Wi-Fi pública, siempre puedes tomar una serie de precauciones. Lo ideal sería disponer de una red privada virtual (VPN), para navegar por Internet sin comprometer tus datos. Si eso no es posible, para minimizar los riesgos, es recomendable que seas selectivo con los sitios que visitas desde una conexión Wi-Fi pública. Siempre son preferibles las páginas con una dirección segura, ésas que comienza por HTTPS en lugar de por http, porque los datos están encriptados.
Por ejemplo, si vas a consultar el correo en la web, asegúrate de que lo tienes alojado en una dirección segura HTTPS; eso evitará que intercepten tu información. Además, aplaza actividades sensibles como las operaciones y consultas de banca por Internet o las compras en línea para realizarlas desde casa. Por otro lado, hay que proteger la tableta con diversas medidas. La primera es cerrarla con un código PIN o una contraseña fuertes para evitar que, si la sustraen, puedan acceder a los datos almacenados en el dispositivo.
A todos los efectos, una tableta conectada presenta los mismos peligros que un ordenador, por eso debes cuidar todo el software. Lo primero es mantener el sistema operativo y todas las aplicaciones perfectamente al día. Las actualizaciones suelen incluir parches de seguridad que son esenciales. Emplear una versión antigua del sistema operativo deja expuesta la tableta a todo tipo de ataques de malware. Igualmente, hay que ser cuidadoso a la hora de descargar aplicaciones y juegos, y bajarlos solamente desde fuentes de confianza, como por ejemplo las tiendas de aplicaciones oficiales.

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